
Los de Morena, claro está, siguen la línea que les marcan desde el Gobierno de la Ciudad de México, y poco les importan las críticas.
De plano dan pena ajena, los diputados morenistas, no tienen vergüenza debido a sus escasísimas capacidades creen que las asistencias deben ser manifestadas como parte de su informe legislativo, o si tuvieron alguna participación en la lectura de alguna iniciativa o si escucharon hablar de alguna propuesta o punto de acuerdo, lo toman como parte del informe de labores.
Algunos se tumban la “barra” de que tienen la ‘oficina’ en la banqueta, y de que atienden de frente al ciudadano, pero ése ciudadano no los encuentra todos los días en la banqueta, no tiene un número telefónico para poder localizarlos.
Aunque cobran la partida que les da el Congreso para la gestión social es hora que no ponen oficina para poder desempeñar dicha labor de contacto con la sociedad; y, aún así, siguen pensando en un “hueso más grande”, lingar diputados federales y ser presidentes municipales.
Esto de plano es ‘no tener vergüenza’, si es que la tuvieron alguna vez. ¡Ah!, pero hacen de la presentación de sus informes el cual es llenado y no por la gente del pueblo (curiosamente) sino por funcionarios de las administraciones locales que toman las primeras filas para sentarse y escuchar la ‘verborrea’ de la diputada o del diputado.
Para vergüenzas solo ha servido el Congreso en esta legislatura, para dar ‘tumbos y palos de ciego’ y aunque hay políticos experimentados, lamentablemente han quedado evidenciados como ‘pránganos’ como ‘vividores’, no tienen empacho en ser un número más ni se preocupan por argumentar nada pues ni siquiera les preguntan; aquéllos luchadores cenecistas productores que tomaban carreteras y casetas se han convertido en parásitos del presupuesto del Congreso local, están agarrados del cuello por el gobierno moreno y se tienen que alinear, así como muchos otros.
Dicen que la “vergüenza era verde” y se la tragó una burra “morena”.