Por: Johana Vidales
La depresión, ansiedad y ataques de pánico son alteraciones químicas del cerebro, dicho desequilibrio provoca un monstruo real a quien lo padece, acompañante que lucha contra la persona. Sensación de muerte, taquicardia, dolor de cabeza, tensión muscular, de mandíbula, temblores, visión borrosa, frío, ardor en el cuerpo, insomnio, falta de aire, sensación de desmayo, miedo a perder el control, ganas de salir corriendo, llorar, gritar y protegerse de algo que no es tangible pero es real ya que el cerebro está mandando señales de alerta.
Un infierno en vida que enfrentan personas de éxito por buscar siempre el perfeccionismo y/o vivieron sucesos traumáticos, estresantes que desequilibraron la forma de percibir la vida, las emociones se apoderaron del cuerpo y los pensamientos invaden cada momento.
La mente va a mil por hora y no hay descanso, es como una carrera con uno mismo, pensamientos de perfeccionismo, negativos y retos la invaden. Ella trata de controlar el cuerpo y baja la calidad de vida.
Son pruebas y lecciones que llegan de algo superior, por consecuencia de no cuidarnos de ver por otros antes que de uno mismo, es una llamada de que escuches a tu cuerpo y alma, un grito desesperado que dice: “oye, calma, respira, observa lo que haces, mira todo lo que has logrado, eres genial pero no eres un esclavo para no ver por ti primero, come bien, duerme bien, un paso a la vez, disfruta lo que tienes, suelta lo que pesa lo que duele, no te presiones, no planees tanto. La vida es como una lotería no sabes lo que te va a tocar, así que no seas tan duro contigo mismo(a)”.
Ante la depresión, ansiedad y ataques de pánico es necesaria la ayuda de profesionales como psiquiatras, para que administren medicamentos que ayudarán a controlar, pero hay que ser pacientes, por más duro que parezca, ya que no son de rápido efecto. Además del tratamiento, es necesario bajar el ritmo de vida, realizar a fuerzas actividades que te hacían feliz (porque tal vez en este punto de tu depresión y ansiedad perdiste el gusto por lo que disfrutabas), debes hacer ejercicio, meditar, comer bien y dormir 8 horas al día, no menos.
Es una lucha constante entre quién la padece y el trastorno, la mente es poderosa y nadie está exento. Seamos estratégicos en la forma de volver a ver la vida, estar en el “aquí y ahora”, disfrutar de cada mordida del alimento, de cada trago de la bebida, de la melodía que resuena en nuestro alrededor de la naturaleza, del olor a café, pino, césped, perfume o de lo que esté en ese momento, ya que lo importante es estar en el presente. El futuro no es seguro el pasado es historia.